Un día normal


El día abría temprano, era verano y rápidamente los rayos de sol penetraban por la humilde ventana. Eso significaba que el niño ya podía salir a jugar a la pelota con sus amigos. Eran días de vacaciones y había que aprovechar cada hora para hacer los mejores goles y sudar hasta la última gota mojando la camiseta con los amigos... por puro gusto. No habían apuestas, no había exigencia, sólo las ganas de pasarlo bien y tratar de hacer muchos goles.

Ese día los amigos de la población vecina les invitaron a jugar en la cancha de su sector. Esta cancha era del club Liverpool, y era grande. Incluso tenía arcos, así que no había que poner piedras. La emoción desbordaba y las ganas de hacer un buen partido eran enormes. El niño jugaba y corría para todos lados, aprovechando la vitalidad de sus 6 años. Las preocupaciones eran sólo jugar, jugar y no llegar tan tarde a casa para evitarse un buen reto.

Cuando el día terminaba, ya quedaban pocas fuerzas, y la noche se recibía con la expectación de que amaneciese de nuevo para jugar otra vez con los amigos y hacer frente al tremendo desafío de la revancha. Al niño le costó un poco vencer la emoción de pensar en lo que se venía al día siguiente, pero una vez lo hizo cayó en un profundo sueño.

Comenzó a soñar, y en su sueño ya no era un niño, sino que ahora era un adulto hecho y derecho, tal como su familia lo esperaba y él soñaba. Ya era profesional y tenía ... eso que los adultos llaman responsabilidades, las que él sentía que debía cumplir de la mejor manera. Durante el sueño sintió las responsabilidades tan reales que se vió agobiado... era peor que llegar a la casa a hacer las tareas del día que su profesora le había enviado. Era como sentir que tenía que hacer millones de tareas de ciencias, de castellano y matemáticas, todas para el día siguiente... y sin pedir la ayuda de la mamá. Tiempo para jugar, ni pensarlo.

El día del niño-adulto terminó horriblemente... apoyó la cabeza en la almohada y trató de conciliar el sueño sin pensar en lo que se venía al día siguiente. Al final, con la ayuda de una pastilla que le dijeron que ayudaría lo consiguió.

Los del Liverpool querían la revancha, había que hacerles frente, así que el equipo empezaba a prepararse.